Primer Adelanto de mi libro: Ella, Fabiola.
Del Café al Buqué Enamorado

Del Capítulo: Fiesta de Compromiso
El maestre nos acompañó hasta nuestra mesilla, la cual era redonda y adornada con un mantel blanco que caía treinta centímetros por su circunferencia. Por muy extraño que parezca, la zona estaba reservada exclusivamente para dos personas, justo como el número que corroboraba la invitación. A unos costados, había otras mesas con mayor cantidad de sillas, algunas más como la nuestra, solo para dos personas. Me sentí honorable.
Sin embargo, había un enorme problema delante de nosotras. La cena era abrumadoramente elegante, con infinidad de cubiertos por todos lados, algunos ni siquiera había usado en mi vida. Así que apelé al mejor consejo, preguntarle a Pereyra.
- ¡Psss! Paty, oye... -Parecía que mi tonta amiga babeaba de gusto al ver unos caballeros que se encontraban charlando a un costado nuestro, en serio a veces hace el ridículo, pero quiero a la cabrona.
- ¡Paty!
- ¡Oh! ¿Qué pedo, Fabiretas?
-Los pies sobre la tierra, amiga. -Dije en tono sarcástico- Necesito que te concentres Paty, ¿Sabes para qué son estos cubiertos?
-Para ser franca, no tengo idea. -Típico de mi amiga, no está acostumbrada a la galantería. -Me refiero a que si sabes cómo los tenemos que usar.
-Ay güey ni te aflijas, solo seamos nosotras mismas, es todo. Usa la cuchara y el tenedor de siempre.
-No sabes cómo utilizarlas, ¿verdad?
-No, la verdad no, jajajaja.
Ay qué horror, si Nicolás llegara a acercarse a nosotras, seré el hazmerreir de la fiesta. Miré alrededor, la gente arribaba y se acoplaban a las mesas. Todos eran de la alta alcurnia, se notaba a leguas, por alguna extraña razón, no columbré a nadie de sus ex colegas de la universidad. Era como si, simplemente, dejaran de hablarse entre si, después de todo la amistad está muy sobrestimada en nuestra cultura.
Tomé una honda bocanada de aire, Paty se mantenía enfocada en su móvil, atendiendo su Instagram, tomando algunas fotos para luego subirlas a la red. Por un momento pensé, si quería dar una buena tajada de grandeza, sin duda una admirable dama no se daría el lujo de sacar el celular en plena recepción. Así que traté de convencer a Paty que dejara su teléfono, pero su ego también estaba sobrestimado, terminé por aceptar que no debía tratar de aparentar algo que no soy, pero tampoco quería que supiera que quizá soy una fracasada en el amor.
Volviendo a la cena, me di cuenta que prestar atención a los detalles tal vez me salve de no arruinar mi proeza y pasarla bien. De nuevo, puse mi columbra en el plato principal y los cubiertos que le acompañaban.
Del lado derecho, el cuchillo estaba acomodado con su filo orientado hacia el platillo, luego la cuchara a su costado. El tenedor a la izquierda del plato, cuyos dientes estaban orientados hacia abajo, dicen que es el estilo continental, pero sinceramente no sabía nada de ello hasta ese momento. También se encontraba un pañuelo o toalla con muy buen aroma floral, hacia la izquierda junto al tenedor.
Para el platillo del postre, le acompañaban el tenedor de postre a la izquierda nuevamente, así como la cuchara en la derecha. Qué diablos, tantos cubiertos y algunos de esos tenedores solo tenían tres dientes.
En cuanto a las bebidas, odio tener que admitirlo pero ¡Cinco Copas! a la derecha del plato principal ¿Estás loco, Nicolás? Como siempre, mi amiga Paty se colocó los audífonos conectados a su móvil, escuchando sus tan frívolas canciones sin armonía, mi amiguita no tiene remedio y acaba de ser sepultada en la fiesta de compromiso, ella no tiene clase sin hesitar demasiado. Sin olvidar que escribía mensajes de texto o como le decimos: "Whatsappeando". No lo digan, por favor, es naco a mi modo de ver.
El mesero se acercó a la mesa y sirvió para ambas el appetizer, ok exageré, quiero decir el aperitivo. Los comensales se encontraban listos para recibir los primeros alimentos, la sonata tocaba melodías de Jazz, pero los anfitriones lucían muy ocupados con algunos invitados de renombre y tilde.
Me armé de valor y coraje, pregunté para qué carajos se servían cinco copas por comensal. Recibí un increíble gesto del mesonero, así como una sonrisa limpia y admirable.
-Buenas noches, señor...
-Crescencio, señorita Taxilaga. Me llamo Crescencio Venegas, estaré asignado a esta ala sur, por lo tanto cualquier cosa que requiere, solo hágamelo saber alzando la mano derecha.
-Gracias, Crescencio, eres muy amable. Disculpa, no estoy muy familiarizada con estas paganías pero podrías decirme para qué tengo cinco copas.
-Por supuesto, señorita Taxilaga. La copa de la derecha es la del aperitivo, en un momento se la dispondré con líquido; la que le sigue, es la del vino blanco; la siguiente, es para el vino tinto; la penúltima es para el agua pura, la estaremos llenando conforme vaya quedando vacía, señorita. Para finalizar, la copa de champagne, la delgada sin duda la recordará, la llenaremos cuando se ejecute el brindis.
- ¡Oh! Me quedó muy claro, Paty ¿escuchaste? -Mi amiga malagradecida seguía tan concentrada en su nube de ideas y canciones que no insistí más.
- ¿Algo más en lo que pueda ayudar, señorita Taxilaga?
-No, muchas gracias. Es todo, le agradezco la gentileza por la información de las copas.
-Es un honor, servirle, con su permiso.
Que decir de la notoriedad de Nicolás, que yo recuerde nunca fue tan formal en el colegio, de hecho, era todo lo contrario según remembro. Pero bueno, supongo que las personas cambian, o la nueva señora Trementino lo hizo cambiar.
De pronto, mi amiguita Pereyra sale a relucir con sus tan desacertadas afirmaciones, no la culpo porque no me prestó atención.
- ¿Qué sucedió con el mesero? Le echaste los perros, pinche pícara.
-No jodas, Paty. En serio quiero dar una buena impresión, amiga. Debiste prestar atención a lo que dijo.
-Ok está bien, Faby. Trataré de estar a la altura pero no entiendo para qué, claramente tu amor con Nicolás fue pretérito y ese tipo galán esta por casarse...
-Ya te entendí, amiga. No sigas, solo quiero demostrar que también tengo clase.
-Ese roro fue tu novio en la universidad, por supuesto que sabe todas tus artimañas, no lo engaitarás si te portas como el resto de los pendejos que están aquí.
- ¿Patricia? Por favor, amiga, tu vocabulario.
-Ok, está bien. Solo comamos lo que sea que es esto.
-Honestamente, no tengo ni puta idea de lo que tragaremos.
-Jajajaja, que hipócrita eres.
- ¡Auch! Por eso lo murmuré, nadie nos escucha si hablas quedito.
- ¿Quedito? No sé si esa palabra exista en realidad.
-Pero entendiste mi punto.
-Debiste preguntarle al mesero que pendejada nos sirvió... ¡Sabe rico!
- ¡Ay dios mío!
Absolutamente tendré que conseguir clases de etiqueta con mi amiga para no hacer el ridículo de nuevo, pero qué más da. Como diría mi buen amigo Pedro: Más vale ignorar menos cuando de impresionar se trata...
Del Capítulo: Al Buqué Enamorado
Entonces se acercó sonriente, con una mirada tan segura que no podía prescindir de él. Todas las chicas volteaban a verle, cuando notaron su destino podía columbrarlas parloteando un ligero vaivén de envidias por tan gloriosa elección, o sea, seleccionarme de entre todas ellas.
-Hola. Supongo que tú eres la famosa Taxilaga.
- ¿Famosa? Jajajaja, eso depende de que te dijo Nicolás.
-Para serte franco, no me contó mucho, solo que tú fuiste alguien importante en su vida, bueno y si me deducción no falla, creo que se refería a que fueron gratos novios en la universidad.
-Muy acertado, Bruno. Si, tuvimos un pasado.
-Espero que no tanto, no me gusta aburrir a los congraciados de mi primo con recuerdos pretéritos.
-Descuida, puedes relajar tu vocabulario conmigo, además de tus listas deducciones. No creo que puedas aburrirme, te lo prometo- Le guiñé el ojo izquierdo, mientras le sonreía gratamente.
Se mostró impaciente, volquea alrededor y me impacta nuevamente con una hilarante sonrisa, diría que me arrojó feromonas mientras lo hacía pero que sabía en ese momento.
-Permíteme invitarte un trago, seguro lo necesitas después del espectáculo que dio tu amiga.
-Me leíste la mente, claro.
Al llegar a la barra, se portó como todo un caballero, pero sinceramente estaba harta de ellos, ansiaba un hombre semi equipado, jajajaja, es decir, alguien que tuviera un poco de ambas clases sociales.
- ¿Qué tomas, Fabiola?
-Ginebra, a las rocas.
-Excelente elección, yo pediré un Burman-Replicó al bartender mientras congratulaba conmigo. Este tipo es muy apuesto, tendré que dejarme llevar, me funcionó muy bien en Navidad con Hansel, mierda tenía que recordarlo ahora, será mejor que borre ese comentario de mi cerebro.
-Entonces Fabiola, mi primo Nicolás me contó que eres ingeniero químico...
-Ingeniera, por favor-Interrumpí, quise mostrarme feminista, lo sé, mi pensamiento tal vez es un poco narcisista pero me gusta marcar territorio.
-Comprendo, eres adepta a la jerga inclusiva. No está mal, si me lo preguntas.
-No es eso, es solo que me gusta más como suena.
-Jajajaja, ¡Touché! No creo que la RAE esté tan de acuerdo contigo.
-La Real Academia Española me la puede santiguar.
- ¡Jajajaja! Oye, no eres lo que esperaba, me gusta esa actitud, es contagiosa y muy agradable.
-Que bueno que te gusto tal cual soy, normalmente no soy una romancera empedernida, tengo mis defectos como cualquier otra mujer, pero también presumo las virtudes que tengo.
-Menciona una de tus virtudes.
-Mi sensatez, por ejemplo.
-Y adoro eso. ¿Hay manera de medirla?
Aquí tienen al hombre semi equipado, todo un galán de telenovela y ahora con un ingenio de barrio que sabe lo que quiere. Juraría que este tipo de cabrón mexicano lo encuentras una vez en mil años, ok exageré. Sinceramente, quería divertirme con alguien esta noche.
-Se mide con un par de tragos más y quizá una charla desinhibida.
-Soy especialista en lo primero, pero lo otro no tanto- Pude notar su efímera honestidad mientras cataba su julepe.
-Cuéntame, ¿a qué te dedicas?
-Soy consultor en la embajada de México en Suiza.
- ¿Suiza? ¿Consultor? -Este sujeto dijo una palabra mágica, siempre he querido visitar Suiza, pero me estoy desviando del tema. ¿Quién carajos sería consultor en un país de primer mundo?
No quise indagar más al respecto, sinceramente quería saber más de él, pero la experiencia me ha demostrado que escudriñar el pasado de una persona que acabas de conocer, no termina nada bien y además, merma la tensión en las futuras citas, en especial cuando quieres llevártelo a la cama.
-Debe ser un trabajo muy aburrido.
-Tiene sus altibajos, no te voy a mentir, la paga es muy buena.
Loco presumido, pero es tan guapo que casi babeo mientras lo ausculto, concéntrate Fabiola no lo vayas a perder tan pronto. Una pregunta más para terminar de romper el hielo aunque ya sea tarde.
- ¿Cómo llegaste a ser consultor en Suiza?
-Suerte, creo. Estaba trabajando como traductor en una empresa multinivel, una cosa llevó a la otra y conocí a la esposa del embajador en una reunión laboral, me recomendó en alta estima.
Este tipo se estuvo cogiendo a la esposa del embajador, claramente. Podría equivocarme pero mírenlo, es un tipazo y sinceramente podría deducir que allí abajo calza grande. Una mujer de alta alcurnia no dudaría en atorarle a lo prohibido.
-Tal vez fue suerte, después de todo el destino juega con nosotros.
Me sentí imberbe por semejante contestación, quizá el estúpido alcohol ya me estaba haciendo efecto.
-Quizá, pero eso no importa ahora. Mejor cuéntame, ¿A qué te dedicas? Sé que eres ingeniera, pero exactamente qué haces.
-Bueno, mi vida no es tan interesante comparada con la tuya, pero tengo lo mío. Trabajo en una empresa de desarrollo tecnológico, soy una investigadora de primer grado.
-Eso suena muy interesante después de todo. Por lo que dijiste, se requiere tener mucho cerebro para ostentar ese cargo.
-Algo por el estilo, cada quien lo suyo supongo.
Bruno dejó su bebida sobre la barra, me miró sutilmente y pude notar una leve picardía en su rostro, quizá le laten las mujeres inteligentes.
- ¿Qué clase de investigación realizas allí?
Hice lo mismo, no quería imitarlo pero ya que lo pregunta. Dejé el julepe sobre la barra y llevé mis manos al costado para desatar el cabello. La fiesta podrá ser formal pero a mi modo de ver, ya estaba por acabar. Así que estar cómoda antes de una noche de locura, me viene muy bien.
-Investigo métodos de remediación de entornos ambientales que hayan sido contaminados o alterados por productos químicos, métodos que sean baratos básicamente.
Lo atrapé, entendió a grandes rasgos que raudamente me compartió una mirada acompañada de sonrisa grata y podía columbrar esos dientes blanquecinos.
-Definitivamente tú eres un diez en el mundo, Faby.
- ¿Un diez? ¿Qué quieres decir?
-Haces algo bueno por el planeta, la mayoría de las mujeres aquí solo se preocupan por el maquillaje y buenos vestidos.
Me sentí vanagloriada, un poco sonrojada y remembré la ironía de mis glamores cuando se trata de estar a la moda. Qué más da, la situación era apremiante.
-Estoy segura que cada persona se preocupa por el mundo a su modo.
-Lo dudo, Fabiola. Pero quién soy yo para juzgar esa afirmación.
Luego de una charla amena y ambos farfullando cosas sin sentido, Nicolás se apareció de repente por detrás para convidar una nueva cofradía.
- ¿Interrumpo algo?
- ¡Oh! Descuida primo, no interrumpes. ¿Qué sucede?
-Veo que ya se conocen, me gusta eso. Como sea, Faby quiero invitarte al viñedo mañana, haremos un recalentado y me gustaría que estés presente.
- ¿Hablas en serio? Eh, creo que notaste que no vengo sola.
-Tu amiga Patricia está invitada también, mírala es el alma de la fiesta, todo mundo parece agradarle.
Paty bailaba con casi todos los caballeros amigos de los padres de Nicolás, lucía algo ebria pero su estilo pendía básicamente de ello. La sonata le permitía interpretar unas piezas para nuevamente romper el escenario con sus palomazos.
-No sé si buena idea, Nicolás. Creo que a tu esposa no le parecerá prudente que yo me quede a festejar el recalentado.
- ¡Auch! Siento una ligera vibra romántica -Dijo Bruno, mientras acicalaba raudamente su Burman.
Los tres nos reímos sin pena, estábamos en plena confidencia.
-No te preocupes, Faby. Mi esposa no tiene ningún inconveniente, además mi primo Bruno necesita una novia urgentemente, jajajaja. Bueno, les dejo para que continúen platicando, tomaré tu impresión como un sí, Faby.
-Pero ni siquiera te he respondido.
-Ya lo hiciste y no es negociable- Vociferó de forma hilarante mientras se alejaba hacia el jardín para estrechar saludos.
- ¿Novia? Creo que se apresuró a decirlo.
-Mi primo siempre ha sido así conmigo, dice que debo sentar cabeza.
-Jajajaja, por Dios. Créeme, eso que dijo deséchalo ya mismo.
-Por supuesto...
Ella, Fabiola
Del Café al Buqué Enamorado
La segunda entrega de Toma un Café con Fabiola, llega la jácara latina que continúa con una nueva aventura de amor moderno, entre la veracruzana Fabiola y un elenco de catadores apasionados. Se acerca la primavera, Fabiola se encuentra en su tercera cita con Hansel, aquel pécora masculino quien después de pimplar suficientes tazas de café, logra enamorarla al estilo jarocho pero con una incertidumbre que quizá Faby no comparta con él.
Sin embargo, la invitación inesperada a la boda de uno de sus ex novios, la orillan a desmantelar cualquier sentido romántico pretérito, para consolidar aquel sentimiento muy arraigado que llevaba consigo, el cual mantuvo ignorándolo por mucho tiempo.
Ella, Fabiola es la continuación de Toma un Café con Fabiola, la cual ha tenido más de doscientas descargas en Latinoamérica y Europa a través de la tienda Kindle de Amazon.
Lanzamiento programado para Julio del 2020.