El Incriminado Caín

11.04.2021



Extracto de mi libro Ángeles Guardianes: La Elegida. Volumen 1.

Capítulo: El Incriminado Caín.

De forma intrépida Caín se lanza a correr para socorrer a su hermano, quien probablemente se hallaba en problemas, tras escuchar al agonizante grito. Al subir la pequeña colina que da a la pradera, lugar de la cuna de Adán, ve una grupa de Ángeles caminando a él. Caín detiene su paso y enseguida nota que no son nada amigables, los describe años más tarde tal cual profeta desea redactar su diario, que en aquel entonces era una memoria, pero en nuestra época sería el Evangelio de Caín. Un entresijo oculto, del cual tan solo su lectura es un sacrilegio.

...He aquí, que siete Ángeles andaban sobre su paso, hacia mí. Uno de ellos vociferó al viento: -Sea pues él. Culpable de la muerte de su hermano, la noticia correrá junto al garbino, azotando sin miedo cualquier rincón del mundo. Advirtiendo la ira de su mano, quien es asesino de Abel. Hijo de Adán, hijo de Eva, hermano de Yamilet. Somos testigos de su acción vil y repugnante...

...Vinieron del cielo, cuatro grupos más de Ángeles, se hacían llamar los Guardianes de Aserah. Entre ellos estaba mi Arcángel favorito, su nombre es Beleth. Yacía con el zuño agachado, su sabiduría le fue arrebatada. Los Guardianes cimentaron la incredulidad de mi ser en la de mi hermano que nunca hallé. Su olor fétido clamaba mi corazón. Uno de los Ángeles gritó: -Señalado siempre serás... Por culpa solloza la fe de Adán. Por culpa nuestra tu existencia perecerá...

...Un Arcángel más arribó al sur. Traía consigo una espada tan hermosa que la luz no parecía incrustarse en su hoja filosa. Su voz retumbó mis oídos: -¿Qué ha pasado aquí? ¿Por qué la reunión frente al elegido de nuestro padre? Otro Ángel más contestó: -Soy testigo de su pecado. Mató a su hermano, tras agredirlo incesantemente. El viento soplaba aún más fuerte por cada replica incierta sobre una culpa que me fue dada. No entendí el objetivo de aquella tertulia. Ni siquiera supe el nombre de aquel Ángel curioso que llegó del sur...

Sin más preámbulo, entre el tumulto llegó el escuadrón de Miguel. Quienes sorpresivamente no daban crédito de lo que columbraban. Los expulsados reunidos con Arflea. Así es, Arflea. Dicho Ángel es el concejal de Dios, funge como representante diplomático celestial en cualquier universo paralelo al nuestro, acuñado en el multiverso. Tan solo su presencia en la tierra era notoria y sumamente extraña. Los Arcángeles Sariel y Remiel se dirigen a Caín, quien aún se encontraba confuso, le murmuraron al oído una perorata inquietante. Rafael se apartó del resto, rumbo al cadáver de Abel. Al llegar, encuentra a su hermano Abbadon, con la mirada cabizbaja, como arrepentido de tal atrocidad, aunque en ese momento no lo aparentó frente a Rafael.

...Y he aquí, que dos Ángeles se acercaron a mí. Diciendo a mis oídos: -Tu deber era proteger a tu hermano, así como resguardar la salud de tu hermana, nosotros no juzgaremos. Será nuestro Dios, el juez. La turbación no paraba de caer sobre mí. El rey Miguel mantenía una confrontación con los expulsados impuros, entre ellos, estaba Beqa. El rey de las tinieblas...

El Arcángel Gabriel amedrentó a Caín, a la vista de todos, en aquel encuentro pecaminoso donde se le incriminaba un delito que no cometió. -Mi padre viene en camino. Espero que tengas un buen argumento para defender tu postura. Masculla el Ángel, muy enojado. -Yo no he hecho nada, mi hermano pidió ayuda y corrí a él. Ni siquiera le he visto, quiero verlo. Replica Caín. -No le verás. Rafael confirmó su muerte. ¿Acaso huías de tu pecado? Inquiere Gabriel. -¿Qué? ¡No! Yo no soy el guardián de mi hermano. Tuvimos una discusión y me aparté de él por unos instantes. No supe lo que aconteció después... Responde Caín, con lágrimas en los ojos que vapuleaban su rostro.

Gabriel! Arremete Miguel. -Ya basta. No obtienes nada con intimidarlo. Caín, tu tato está muerto. A diferencia de Gabriel, yo no creo en la palabra de los impuros que aquí sostienen un testimonio incierto. Dime, ¿Qué pasó en realidad? Cuestiona Miguel. El elegido infortunado volvió a replicar la dicha que anteriormente promulgó. Al general del ejército celestial le bastó la perorata. No obstante, todos se hallaban tristes por el segundo pecado cometido entre elegidos. Los Demonios se retiraron tras informar lo suficiente a Arflea, quien aún recolectaba datos sobre el suceso.

El Ángel diplomático mantiene una charla con Miguel. Tras un rato, aún Caín se hallaba preso por Uriel, el Ángel Arflea y otra grupa de Mensajeros de las Pléyades, toman el cadáver de Abel, para llevarlo a la constelación Alfa y Omega. De acuerdo al protocolo para tratar a los elegidos por Dios. En tanto que Caín, debía ser expulsado de las tierras de Adán, se le castigaría y el titulo de elegido sería desechado. Pero esa justicia solo la impone Yahvé. Mientras, Uriel llevó a Caín al monte Ararat. Esperando ser juzgado. Lamentablemente el resto de los Arcángeles, tomaron rumbo a la casa de Adán, para informar la defunción de Abel.

Después de transcurrida una semana, El escuadrón de Miguel recibe en sus aposentos a Yahvé. Ingresa a la cueva patriarcal junto a Vehuiah y Amén. El resto de los centinelas, resguardaron el perímetro. Dios atisba una mirada rápida a sus hijos presentes, ni siquiera se inmuta ante Miguel, ni siquiera saluda ni habla, continua caminando hacia la celda que albergaba a Caín. Raguel le abre la cancela y Dios entra en ella, se sienta frente a Caín, éste aun lloraba por lo sucedido. Los reos contiguos intentaban auscultar la charla entre un líder extraterráqueo y un simple mortal elegido, de entre la humanidad. Amén y Vehuiah se colocan de espalda frente al habitáculo, ellos mismos impedirían que sus hermanos se acerquen a interrumpir la plática entre un padre y su hijo. Así de poderosa es la jerarquía de aquellos, que incluso manipulan a los Arcángeles, pese que uno de sus vástagos es el general del ejército celestial.

-¿Qué has hecho, mi hijo? Inquiere Yahvé, muy molesto. -¿Acaso mi tristeza no dice todo? Padre, mírame. ¿Crees que mataría a mi propio hermano? Replica Caín, muy decepcionado. -He visto la maldad del hombre en cualquier paraje de tu planeta. Sin embargo, no dudo de tu palabra. Mi hijo Miguel no cree la culpa por la que se te imputa. Gabriel confirmó ante mí que Beqa acudió a él para advertirle de tu rencor hacia tu hermano. Mi súbdito Arflea me entregó evidencia de tu crimen. No hay manera de demostrar que no lo hayas hecho, tampoco tengo la certeza que Arflea haya sido honesta conmigo, mucho menos confiar en la admonición de Beqa, mi párvulo rebelde. Cierto es que creo en ti, mi hijo. La pregunta que formulé no fue con respecto a la muerte de tu hermano, sino a saber qué hiciste para no estar a su lado-. Dice Yahvé...


Compartan, queridos lectores.

© 2019 Gerardo Villalobos Aguilar. Todos los derechos reservados.
Creado con Webnode
¡Crea tu página web gratis! Esta página web fue creada con Webnode. Crea tu propia web gratis hoy mismo! Comenzar