Cuando la Escritura y el Ajedrez se Mezclan...

22.02.2021



La razón por la que publico este artículo es para mostrarte que el ajedrez es tendencia, es moda, es arte, es ciencia y fácilmente puede acoplarse a cualquier disciplina creativa en la que trabajes, en mi caso, a través de un libro de ciencia ficción.

Ciertamente el libro de Walter Tevis, Gambito de Dama, trajo la atención del público hacia el tablero que ha logrado más disputas que cualquier guerra histórica orquestada, pero eso no significa que el resto de nosotros los escritores, que siendo ajedrecistas con amplia experiencia, no podamos lograr el mismo cometido.

Por ello y ante la gran cantidad de palabras que puedo compartir para que te acerques al ajedrez, te entrego el siguiente abstracto que podrás encontrar en mi libro Ángeles Guardianes: La Elegida. Volumen 1. Porque cuando la escritura y el ajedrez se mezclan, el universo es el límite.

Abstracto:

Temprano por la mañana salí a correr alrededor de la manzana hotelera contigua a la avenida principal, muchos corredores que madrugaban me hicieron una compañía, aunque claro que no me conocían pero trotar me ayuda a pensar. Regresé tan pronto como pude, me duché y desayuné unas carnes de res con cebolla y diversos condimentos, había leído que son excelentes alimentos para una sana concentración. Y vaya que la necesitaría arduamente.

Poco después de consumir la comida, me dispuse nuevamente a orar y solicitar se me otorgara toda la sabiduría efectiva que Dios pudiera compartirme. Quería llevarme el trofeo a casa, de alguna manera, ser la primera mujer mexicana en lograrlo.

Llegué a la hora establecida y mi nombre ya se hallaba rotulado en la mesa de juego, con una bandera plegada a un costado del reloj olímpico. Me temblaron los perniles, lo admito. Tomé asiento y suspiré energizando mi ser mientras que rechazaba toda vibra negativa. Yaroslav llegó con unos minutos de retraso pero se adaptó rápido y los jueces nos dieron luz verde para comenzar en cuanto terminaron las presentaciones.

Empecé con una apertura inglesa, por fortuna me tocó blancas así que en cierto aspecto me sentía segura de iniciar una partida con probabilidades mínimas a mi favor. Mi primer movimiento fue C4, mi antagónico respondió con C5, como era de esperarse, Yaroslav detuvo mi peón de dama, cuya amenaza ni siquiera era latente. Moví a G3, de inmediato los presentes que observaban sabían que mi habilidad con las aperturas inglesas me precedía desde las eliminatorias continentales.

El ruso de Volgogrado copió mi apertura, ausculté como algunos murmuraban entre dientes una posible estratagema por parte del anfitrión estrella. No me inmuté siquiera por ello, seguía finamente concentrada.

Lancé a mi alfil de rey a G2, cuya replica se efectuó semejantemente en su alfil a la casilla G7. Mi turno, tiré mi caballo de dama a C3, cuyo similar volvió a replicar mi movimiento, en casilla C6 con su bendito semental de dama, me estaba poniendo algo inquieta, es decir, el campeón regional copiando mis movimientos, me pareció muy patético y eso que Ponomariov divisaba la partida desde la tribuna VIP. No entendía por qué Yaroslav no se afamaba de alguna de sus tan agraciadas estrategias ajedrecísticas, pero como dije a mis padres y esposo, vine a ganar.

Moví peón de dama a A3, él movió a E6, ¡Vaya! Aquí me puse tranquila ya que dejó de plagiar mis acertados trucos. Al hacer esa toma, abrió paso a su dama la cual estaba a punto de darle juego en el tablero. Elucubré un momento algo que quería darle como gratificación, pero con un toque de confidencia, también era una trampa que pocos ajedrecistas de mi nivel sabrán porque hice aquel movimiento.

Desplacé mi peón de dama a la casilla B4, cuya posición desequilibrada en términos de puntuación le daría considerable ventaja a Yaroslav, pero si es sumamente inteligente sabrá de mi engañifa. Pero sucedió algo que no me esperaba. Él movió caballo por B4, comiendo el peón en lugar de peón por peón. Aquí los presentes y representantes del campeonato musitaron con sumo interés hacia la decisión de Yaroslav, ¿acaso no estaba concentrado? ¿Quizá era una artimaña? Ese desplazamiento de piezas no lo tenía en mente, pero me favorecía aunque claro, la estrategia de mi trampa quedó reducida.

No obstante, seguía enfocada. Comí su caballo con mi peón A3 por B4, por consiguiente él hizo lo mismo, era notorio, CxB4. Posteriormente, continué con una modificación espectacular que merecía atención. Moví caballo a B5, para salvarlo de la amenaza inmediata otorgada por el peón contrario. Yaroslav acicaló con sumo recelo aquella jugada, me lanzó a su alfil de rey a la casilla A1 consumiendo mi torre de dama, una pieza fundamental.

Nadie sabía porque cometí tal error, algunos recompensaban las charlas recreando una trampa hecha por una servidora. Comparado al ruso, perdí una pieza de mucho valor, pero él sabía que no debía subestimarme.

Moví mi dama a la casilla A4 y vertiginosamente sin tanto pensar, mi contrincante regresó su alfil de difícil valorización a la casilla F6, la cual resguardaba el flanco de rey a través de la diagonal de dama. Entonces, dado que no elucubró la amenaza inmediata de mi caballo, forjé mi apertura con un jaque mediante mi caballo a la casilla D6, solo puede moverse, inquietando a su alfil de dama, el cual se hallaba preso entre las piezas iniciales. Por obvias razones, su rey tuvo que cambiar de casilla a F8.

Moví mi caballo de rey a F3, tapando momentáneamente la diagonal de mi alfil flanco rey. Las negras jugaron peón de rey a H6. La cual para muchos, no debía hacerse y mucho menos entendían la situación. Ni siquiera vi el valor de ese movimiento.

Comí su peón con mi dama en B4. Adiós soldadito, cubriendo mi caballo que hasta hace un momento jaqueó con éxito al rey de Yaroslav. Él movió su alfil a la casilla E7, estocándome la famosa clavada, debía retirarme cuanto antes, pero podría perder una pieza valiosa. Sin embargo, quité la clavada con peón a C5, mi caballo estaba protegido.

Estaba poniendo en evidencia la idea de las blancas apostando en calidad de sacrificio a mi peón. Llamó mucho la atención de los jueces. Yaroslav desplazó su torre de rey a H7 para proteger el peón amenazado por mi siamesa de caballos, me impresionaba la falta de análisis de un respetado jugador de amplio criterio. Prácticamente llevaba la delantera y aunque no lo crean, lo estaba haciendo pedazos. No debía confiarme, así que volví a concentrarme nuevamente.

Moví mi caballo a E5, acompañando la ele siamesa que paralizaba sus piezas fundamentales, a menos que comiera uno de ellos con su único alfil en juego. Él movió su caballo de rey a F6, una anonadada habitual, en serio me daba jaqueca de solo pensar que Yaroslav cometía graves errores, es decir, obligando a su rey al mate y no hace nada por rescatarlo, la dama enclaustrada amenazada y seguía teniéndola ahí de adorno.

Bueno, qué más da. La victoria en la bolsa. Quise prepararme por si acaso, ya que la dama negra podía ser peligrosa en mi flanco descubierto, así que opté por un enroque corto. ¡Uff! Me dije a mi misma, un rey protegido es lucha de cuerpo a cuerpo. Nuevamente, el ruso movió su caballo a la casilla E8. Rápidamente sin tanto ajetreo lancé a la contienda a mi otro alfil en la casilla B2, soportando la siamesa de mis caballos.

Por fin hizo algo rudimentario pero con estilo, comió mi pieza en caballo por D6, rompiendo mi cerco de siameses. Yo respondí con un CxD6, obligando a su alfil al retiro. Dicho y hecho, él movió alfil a F6. Moví mi torre a C1, Yaroslav comió mi último caballo en E5, por consecuencia obvia comí alfil por alfil en E5. Respondió con su peón de rey a F6 pero retorné a mi alfil a la casilla A1.

Él movió su roque a F7, mientras que yo por supuesto aislé la posición de su dama negra al desplazar mi torre a C7, sufragada por el peón que tenía en D6. Sin embargo, Yaroslav quería mi reina fuera así que lanzó su peón de dama a la casilla A5. Moví mi dama a B1, él respondió con su rey a la casilla G7.

No obstante, debía acabarlo cuanto antes que pudiera reagrupar sus últimas piezas, así que llevé al combate a mi alfil a la casilla E4. Él protegió su peón con el movimiento del mismo a G5. Moví a mi alfil a G6 para retirar esa torre apestosa que salvaguardaba a su rey, pero en vez de eso, solo movió su dama negra hasta la casilla G8, supongo que para reemplazar su queridísima torre, supe que me la estaba regalando. La tomé regalada, jajajaja. Alfil por F7, obviamente respondió con dama por F7.

Moví mi dama a C2, mientras que Yaroslav retornó a su dama a F8. Lancé mi peón de rey a H4, él movió un peón a E5, ignorando mi ataque a su flanco de rey. Estrepitosamente lancé un segundo ataque, mi peón a D4, el cual comió con su peón de E5xD4, moví mi peón a la casilla H5, sin la necesidad de una consumación diagonal.

Yaroslav estaba acabado, movió su dama negra a la casilla E8. Usé mi alfil para comer al peón en la casilla D4. Él movió un peón más a la casilla A4, mostrándome que no tenía herramientas para vencerme, los jueces se pusieron de pie al ver la nefasta participación del que supuestamente tendría las ventajas del torneo, se acercaron levemente incluido Ponomariov, sus ojos analíticos remembraban mi poderío sobre el tablero. Moví mi torre a la casilla C3, mientras que continuó moviendo su peón a A3, como diciendo, ya termíname.

Para finalizar, desplacé mi roque a la casilla E3. Amenacé a su dama por última vez, la cual simplemente esperaba que moviera, pero no. Yaroslav aceptó la derrota, la posición de las piezas era más que notoria, en un par de movimientos más y yo ganaba, blancas se alzaban con la victoria. No fue necesario realizar jaques notables hasta llegar al mate, el ruso campeón de la región rusa sureste había sido derrotado por mí, una mexicana modesta campeona en su país. Los jueces entendieron el decline del rey contrario, otorgándome el triunfo. Había vencido.

Me alcé con la jarra adoquinada de diversas piedras preciosas, junto a una medalla de oro. La prensa me entrevistó como por veinte minutos y muchas ovaciones de los integrantes de la FIDE se fueron contra mí. Todos los grandes ajedrecistas reconocidos se tomaron fotografías conmigo, para revistas de circulación local, regional, nacional e internacional. Sin embargo, Yaroslav no parecía del todo triste como esperaba, aunque tuvo el segundo lugar, se veía bastante tranquilo, como si la felicidad no le fuese arrebatada.

Quizá y después de todo, es un buen perdedor. No soporté la tentación, llamé a mis padres de inmediato dándoles la noticia, así mismo con mi cónyuge. No obstante, los vería la próxima semana ya que me quedaría para la cena lujosa proporcionada por la organización ajedrecística, algunos eventos de sumo interés con personajes diplomáticos entre los cuales se hallaba el embajador de México. Soporté esas aburridas charlas, pero estaba más que contenta por el resultado.

Sin embargo querido diario; quiero hacer énfasis en aquella tertulia política de celebridades, me pareció ver a Yaroslav arribar con unos dizques amigos americanos, los cuales, se veían extremadamente en onda, debo admitir, me cautivé con la belleza que pregonaba aquellos sudamericanos. Entre ellos, había una dama casi de mi edad, podría decirse, muy modesta y culta, además de pulcra. Sus respectivos atuendos de etiqueta me recordaban que me hallaba entre gente sumamente importante, pero desconocía sobre que herencia habrían consumado o si se tratase de Juniors millonarios.

No lo sé con exactitud, jamás le pregunté a Yaroslav, pero era muy raro verlo entre catorce personas jóvenes, especialmente argentinos. ¿Dónde los habría conocido? Pensar esa cuestión fue aterradora incluso, porque cuando divagué sobre algunos de ellos, la mujer me observaba con sumo recelo, no me quitaba la columbra ni por un minuto, esperaba que parpadeara pero me sorprendió que no lo hiciera. Solo volqueé la mirada a otro lugar, vi al embajador y me acerqué a charlar con él. Discretamente, la mujer de caché hizo algunos murmullos a Yaroslav, el cual también volqueó a verme de la peor manera posible.

Algo no andaba bien. ¿Y si Yaroslav y su grupo de latinos fueran otra cosa en realidad? No tenía más a mis Ángeles guardianes para descartar las dubitaciones que me atormentaban. Incluso llegué a pensar que quizá Yaroslav me dejó ganar aquella partida finalista.

Fingía interés en la plática con el embajador, pero mi mente elucubraba diversas hipótesis sobre la procedencia de esos arrogantes jóvenes latinos. Cuando me acerqué a la mesa de bebidas y aperitivos, ella se adosó también. Mi corazón comenzó a palpitar descontroladamente, no era por una sensación lésbica, claro que no, se trataba de un nerviosismo tétrico respecto a mi vida social.

-Menuda congregación la que se ha armado aquí, eh.

-Hablas español, que reconfortante, a leguas se ven que son de otros países.

-Jajajaja. Me congratulo contigo, nuestros encantos develan nuestra procedencia.

-Y por el acento puedo notar que eres de Argentina, ¿o me equivoco?

-Y por el tuyo puedo afirmar que eres mexicana.

-Es obvio que lo afirmes, soy la ganadora del certamen.

-Jajajaja. Muy atinado Ariadna.

-Bueno al menos sabes mi nombre porque se posteó en los periódicos y revistas de circulación internacional. Aun no me dices el tuyo, déjame adivinar, eres la novia de Yaroslav Petrova.

-Claro que no soy la novia. Soy una condescendiente amiga, nada más. Me llamo Berith Talavera. Un placer, paisana.

La dama estrechó su mano contra la mía. No quise ser grosera así que constreñí la acción también. Su sonrisa sarcástica ocultaba algo tras bambalinas, esa cara retorcida de mujer apremiante no me engañaba. Se le notaba lo embaucadora detrás de toda esa belleza inmaculada que ostentaba. Sabía que se acercó al unísono solo para hacerme sentir mal o quizá para sacarme información extra que no obtuvo de Yaroslav. Le seguí la corriente, es todo.

-Un gusto, ¿Berith? Ese nombre me suena, a pesar de ser muy raro. ¿Dónde lo habré escuchado?

-Tal vez en algún libro mágico.

-Si verdad. No acostumbran esos nombres en mi país. No somos retrogradas para los nombres, especialmente cuando las raíces etimológicas no reflejan nuestros logros.

-Ariadna no parece ser prometedor, a diferencia de ti, nosotros no somos corruptos ni dejamos presos libres.

-Mira que observadora. Ya recordé donde leí tu nombre antes. Me parece que de un libro de Demonología. Fíjate qué bonitos nombres hay ahí, lástima que sean de Demonios. Supongo que tus padres no se tomaron la molestia de investigarlo a fondo y te ensartaron semejante barbarie, pero descuida, no todos aquí saben de etimologías.

-Qué curioso, verdad. Después de todo, posiblemente mis padres sabían lo que significa y simplemente me lo pusieron porque les gustó.

-O quizá eres la verdadera Berith descrita en esos libros. ¡Uuuhh! Que miedo. Uno nunca sabe, jajajaja. Perdón no quise ser rabisalsera.

-Fuiste muy rabanera por cierto. Y tienes razón Ariadna, uno nunca sabe...

-...-.

-Me disculpas un momento, debo ir al tocador, señorita Berith.

-Sí. Por supuesto, debo ir con mis amigos, fue un placer practicar la socarronería contigo.

-Yo no tanto. Adiós.

-Cuídate Ariadna, oye por cierto...

- ¿Sí?

-Yaroslav te habría hecho pedazos en el tablero de no ser por nosotros, no nos lo agradezcas. Disfruta tu fiesta...

¿Te gustó el abstracto? Si es así, por favor házmelo saber en los comentarios. Tu opinión es muy importante para mí.


Partida de Ajedrez entre la protagonista de la novela, GM Ariadna Gopar contra el GM Yaroslav Petrova.


Propiedades del Abstracto y bajo permiso del Autor Gerardo Villalobos Aguilar.

Título de la Obra: Ángeles Guardianes: La Elegida. Volumen 1.

Copyright © 2016 por Gerardo Villalobos Aguilar.

Número de Control de la Biblioteca del Congreso de EE. UU.: 2016918949

ISBN: Tapa Dura 978-1-5065-1751-3

Tapa Blanda 978-1-5065-1752-0

Libro Electrónico 978-1-5065-1753-7

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