Abstracto de mi libro Besos Robados
Del Capítulo 2:
Le asistí al sentarse corriendo un poco la silla de madera, por cierto que buen diseño. Me aventuré a tomarle la mano y jugar con sus dedos, quise mostrarme empático y juguetón con ella, haciendo bromas acerca de la quiromancia, lectura de manos, honestamente no sabía nada de eso pero las jácaras nos hicieron la tarde.
-He notado que al mirarte no soportas mantener tu columbra fija en mi.
-Eso es porque me chiveas, lo cual es raro porque regularmente soy yo quien pone nervioso a otros.
-Lo raro está de moda, me gustaría ver la cara de quienes se aterran con tu mirada.
-Creo que te dirían aléjate de ella cuanto antes, jajajaja- Replicó con un jolgorio, tocó énfasis al afirmar que tiene un temperamento fuerte.
-Tanto así, Dios mío. No tengo razones para correr de tus brazos.
- ¿Y qué tal que no soy la chica de tus sueños?
-Para eso he venido aquí, a tu pueblo. Tengo que averiguarlo.
-Quizá sea yo quien se sorprenda de la verdad que buscas.
-Eso me recuerda que me debes un beso, ¿Recuerdas la conversación acerca de los premios por ganarte en Basta?
-Jajajaja, querrás decir cuando te hice pomada.
- ¡Touché! Quería ser modesto.
-Lo recuerdo, guapo. Soy una mujer que cobra lo que merece y paga lo que debe.
-Me gustaría cobrarlo ahora.
-Atrévete, acércate.
Sabía cómo retarme, me conoce lo suficiente como para darse cuenta que en pleno lugar público otorgue afectos de cariño y romance. Admito que soy cohibido y por eso lo hizo.
-Quizá luego, esas personas detrás no dejan de vernos.
-Es un pueblo chico, no te conocen y saben que no eres de por aquí.
-Me parece un pueblo grande, es imposible que todos se conozcan.
-Tal vez, pero no te ubican. Tu porte, altura y guapura son signos claros que no eres oriundo de aquí.
-Gracias por los piropos.
-Es un placer, ¿Vas a cobrar el beso?
-Prefiero robarlo cuando menos te lo esperes, créeme. Será el doble de placentero- Repliqué guiñándole el ojo derecho.
No dijo nada, su silencio era conmovedor. Una hilarante sonrisa con unos pómulos enrojecidos por la afirmación descrita. Ella no podía creer lo que yo acababa de decir. Supongo que está acostumbrada al modismo de hoy en día. Sin embargo, soy un hombre chapado a la antigua.
- ¡Yo...!-Un silencio nuevamente, esa sonrisa nerviosa la impacta, me enamora su intento de mantener dura la situación, pero ciertamente la he ablandado con suma tentación.
Nada, simplemente balbuceó unos segundos antes de dinar cualquier respuesta a mi petición, un beso robado que añoro desde el momento que arribé.
-Por favor, roba los que quieras.
-Evidentemente no necesito un permiso por escrito-Respondí con una sonrisa seductora, solo necesitaba el empujoncito que ella me otorgó.
-Un poeta ni siquiera se debería de molestar en decirlo, solo roba un beso y agradece con un poema.
-Supongo que el que en pan piensa es porque hambre tiene.
-Tú eres poeta, si vas a robarme algunos besos cuando no me lo espere, prefiero escuchar algunos poemas cuando menos te lo esperes.
-Es evidente que puedo anticiparme a lo que deseas auscultar.
Ambos levantábamos columbras coquetas, acompañadas de unas gratas sonrisas, ningún ceño fruncido, solo risoteadas seductoras.
-Recita una prosa, mejor una poesía. Te sale tan natural por los audios de voz que me enviabas vía WhatsApp- Musitó sutilmente, con las manos entrelazadas y sujetando su barbilla. Esos ojos atrapantes, sus ojos que me enamoran.
-Lo hago con total naturalidad-Murmullé, sacando a relucir mi modestia.
-Lo sé. Quiero escucharte ahora, anda.
La miré directamente a los ojos, pude conectarme a través de canales neurales con ella, inconscientemente ella no lo podía percibir. Obtuve la información y por arte de magia, mis escritos se formulaban en mi mente. Era momento de expresarlos.
-Si ante los problemas, tú has de llorar, toma mi mano y juntos lo solucionamos, porque ambos nos amamos y donde hay esperanza, existe tu andanza. Guiando mi camino en la penumbra, evitando obstáculos de esa tundra inhóspita y plagada de fieras. Causas depredadoras, con nuestras esencias tentadoras, recordamos que una leona y un lobo son la pareja perfecta. Porque si una ruge, el otro a la luna aúlla, logrando que nuestras almas sean una- Enhebré dócilmente, mientras acariciaba su mano izquierda, cálidamente y guiñé el ojo derecho otra vez. Cerrando con broche de oro.
- ¡Eres impresionante! ¿Cómo lo haces? ¿Siempre tienes las palabras correctas para todo?
-Las tengo para la dama indicada, esa eres tú.
- ¡Wow! ¿Puedo escuchar otro?
-Para ti, siempre habrá.
-Te escucho, guapo.
-En cualquier noche podré sorprenderte, porque yo puedo entenderte. Todas las noctívagas te robaré besos, liberaré todos tus pesos, seré el calcio de tus huesos, soy la vitamina que necesitas. Eres una hermosa princesa con dote amorosa, permíteme unirme a ti, hagamos que suceda.
- ¡Hagamos que suceda! - Replicó ella, seguido de un gran suspiro sin despegar el atisbo de mí, pude notar que se estaba enamorando cada vez más.
- ¿Otro más? ¡Me vuelvo adicta a tus poemas!
-Al cliente lo que pida, mi guapa.
-Por favor, tienes enfrente a una
musa muy exigente...
Besos Robados
ISBN: 9798566673462.
© Derechos Reservados por Gerardo Villalobos Aguilar
La obra está habilitada con DRM (Gestión de Derechos Digitales).
TODOS LOS DERECHOS
RESERVADOS. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida o transmitida de
cualquier forma o por cualquier medio, electrónico o mecánico, incluyendo
impresiones no autorizadas, fotocopias, grabación, o por cualquier sistema de
almacenamiento y recuperación, sin permiso escrito del propietario del
copyright.
¡DE VENTA EXCLUSIVA EN AMAZON!